SALA MALANDAR, SEVILLA (17/5/25).

Texto y fotos: Eduardo “Powerage” Pineda.

El mismo día que el Cristo del “Cachorro” se paseaba por Roma, seguían quedando cofrades por Sevilla a tenor de lo que me encontré por la Plaza de San Lorenzo, camino de la Sala Malandar: una bulla detrás de una procesión con una virgen y todos sus avíos. Este improvisto -y mi propia torpeza al no salir antes- me hizo llegar tarde para ver a una estupenda y creativa banda local de la provincia (ÁNIMA BARROCA) encargada de abrir fuego y de la que, tristemente, solo pude disfrutar de su última canción “Mil años” y la cariñosa despedida que tuvo el público con ellos.

Quien necesite más información sobre ellos puede buscar mi crónica del bolo que hicieron con Guadaña en la Sala Even el 20/9/24. Eran las 22:28 horas cuando el veterano quinteto gaditano SPHINX saltaron a la palestra imponiendo desde su arrancada la principal virtud y característica de esta banda: su maravilloso juego de la fórmula clásica de las guitarras gemelas o mellizas, interpretado con una calidad y perfección exclusiva de hachas de virtuoso nervio y nivelazo heavy. El rico catálogo de ritmos, riffs y solos de Justi Bala y Alex Sánchez, a lo largo y a lo ancho de su amplísimo repertorio resultó extraordinario.

El combo liderado desde hace ya tres décadas por el vocalista fundador Manuel Rodríguez irrumpió con “Nada es imposible” y la reciente “La línea que no has de cruzar” para enlazar con la celebrada “Águilas de cuero”, este simpático tipo -cuyo amor por su grupo y el heavy metal es incontestable- recordó que a lo largo de esos 30 años tuvieron altibajos, cambios de formación y la publicación de 6 álbums, así como la última vez que tocaron en nuestra ciudad (en 2021 con la pandemia) y la primera -allá por 2001 en el Fun Club abriendo para Ankhara- interpretando de manera brillante una de sus composiciones iniciales:“Un mundo oscuro” pieza integrante de su LP debut homónimo de 2001 que incluso ya venía recogida en la mítica demo del 99.

Repasando su extenso cancionero también hicieron parada en su quinto lanzamiento (“Chronos” de 2013) con una creación del master Justi Bala - ex hacha de Snakeyes- como “Dulce veneno” enlazada con otras dos ya recientes -del último trabajo discográfico que venían presentando “Vida virtual”- como el nuevo single “Pánico” y “1936” en el que pudimos calibrar a conciencia la categoría de los dos nuevos fichajes para esta flamante etapa; a saber, el batera de Huma y Guadaña (casi ná ) el siempre poderoso Pablo Casas y el efectivo bajo de 5 cuerdas -también de Guadaña y Sexaine- de Juanlu Ripalda.

Los dos inconvenientes de un show tan guapo fueron los múltiples problemas técnicos de conexión de los dos micros que utilizó Manuel (uno con cable y el otro inalámbrico) y el bajo volumen que tuvieron algunos de los tremendos solos de Justi, por lo demás todo a pedir de boca. Otra de las nuevas que gustó mogollón fue “Nadie va a pararte”, al igual que el corte rescatado del tercer disco “Paraíso en la eternidad” (2005): “Esclavo de tu maldición”. A estas alturas el público -lástima que no superase las 90 personas para un espectáculo tan potente- estaba entregadísimo cantando y conectando con los músicos a los que se les veía felices y disfrutones.

Alex Sánchez (también compañero de Manuel en su otro proyecto Gizëh) brilló con su guitarra a base de técnica y velocísima digitación, entrando en la fase final del bolo con “Destino sin fe” -extraída del cuarto LP “Renacer” de 2008- conectada con el viejo éxito del lejano debut “Sueños perdidos” que puso la sala a revienta calderas. Un último acelerón con aquella canción que le daba título a su inolvidable segundo disco -para muchos el mejor- “Mar de dioses” (2003) cuya emocionante letra versa sobre aquella tragedia ocurrida tres años antes en el Mar de Barents a la tripulación del submarino ruso Kursk en la que murieron los 118 marineros a bordo.

Despedida triunfal y cierre con otro de los cortes míticos del debut: una interpretación demoledora de “Ángel sin piedad” que dejó más que satisfecho, sin resuello y sudoroso al respetable finiquitando una hora y tres cuartos de puro heavy metal del mejor calibre…y pa encima en andalú…solo me queda dedicarles una respetuosa reverencia.

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