Icónica Santa Lucía Sevilla Fest, 3/7/25, Plaza de España.

Enorme expectación previa había suscitado entre la parroquia heavy sevillana el bombazo de que la única parada en la península ibérica de la gira de Megadeth sería en nuestra ciudad, algo que ni los más optimistas hubiéramos imaginado hace unos años, además supimos -apenas 4 o 5 días antes del bolo- que abrirían el show Ángelus Apátrida (hecho muy celebrado) al conocer cómo se las gastan los albaceteños: son apuesta segura 100 % siempre…Y vaya si lo confirmaron, jeje.

La banda manchega de los hermanos Izquierdo volvieron a certificar -y ya van muchas veces- que son la mejor y más internacional formación del thrash metal hispano, no en vano llevan ya unos cuantos años subidos al circuito de festivales gordos europeos y eso no se regala en una tómbola. ÁNGELUS APÁTRIDA arrancaron a las 21:35 horas con “One of us”, “Snob” e “Indoctrinated” que ya pellizcaron al público con su mala baba habitual y marca de la casa, el sonido quizás más grave de la cuenta y con la sensación de que podían haberle subido más el volumen. Por lo demás, admirable ejercicio de ejecución de los cánones del género trasher abarcando desde los acertados coros melódicos de “Cold” hasta la orgía de riffs velocísimos y blast beats de otras piezas, con mucho corazón y contentos por estar en tan magno e imperial escenario precediendo a una de sus grandes influencias desde que eran chavalines.

Esos dobles bombos de Víctor Valera compaginados a la perfección con el colchón de las 4 cuerdas del bajo de José J. Izquierdo y esos solos rabiosos pero precisos -por ejemplo en “Of men and tyrants”, “Give´Em war” o “Sharpen the guillotine”- de David J. Álvarez y la omnipresente presencia de Guillermo Izquierdo mascando y escupiendo tralla y cantando mejor que nunca, repasaron su repertorio (acelerados por tener que cumplir un set reducido a una hora) incidiendo en sus 3 primeros álbums.

Brillantez y contundencia para cerrar con “Serpents on parade” y la muy coreada “You are next” corroborando que, tras un cuarto de siglo y miles de kilómetros de carretera, hoy día son el orgullo común de la comunidad heavy estatal.

Sobre las 11 de la noche los aproximadamente 12.000 espectadores rugieron al unísono al ver aparecer la figura del canalla pelirrojo californiano al que veníamos a ver. Luciendo melena, camisa blanca cada vez más desabotonada, vaqueros y su Gibson Flying V, Mr. Dave Mustaine -uno de los padres del género thrash metal, el tipo que fue expulsado de Metallica por borracho y politoxicómano, compositor a la guitarra rítmica de algunos de los riffs más malévolos, asesinos y demoníacos de la historia- iniciaba su demoledor show con “Hangar 18”, “Wake up dead” e “In my darkest hour” (guapísima interpretación) del tirón. Subida notable en el volumen de sonido que no evitó el acojone de más de uno respecto al estado vocal del artista, que nunca fue muy bollante (dado que lleva toda la vida cantando “pa entro”) pero que mejoró y enriqueció con giros y matices a medida que avanzaba el espectáculo. Con MEGADETH eso es lo de menos, la clave siempre estuvo en las guitarras y joder ¡¡¡cómo de reketebien sonaron esas guitarras!!!

Selección escogida de trallazos de su imponente discografía, desde los primeros álbums a los más recientes, apabullando y arrasando con mayúsculas Sevilla entera: “Contdown to extinction”, “Sweeting bullets”, “She-Wolf” o “Skin o´ my teeth” por citar algunos. La tremebunda base rítmica formada por el veterano neoyorkino James Lomenzo al poderoso bajo y esa locomotora humana (que no me extraña que toque con guantes dada la violencia y potencia de su pegada) tras los tambores que es el belga -exSoilwork- Dirk Verbeuren, compenetrada abrumadoramente con la guitarra del jefe, capo y puto amo y la del recién llegado y jovencito del combo -exWintersun-, el hacha virtuosa e inspiradísima en los solos que vino de la congelada Finlandia: Teemu Mantysaary.


Por cierto, cuando Mustaine se encabronaba y hacía sus solos todos rozábamos el cielo, maravilla total compare. Momentos especiales hubo unos pocos: “Tornado of souls” (precedida por “Trust”) indiscutiblemente fue uno de ellos con el respetable cantándolo emocionado, “Dystopia” -el thrash es uno de los estilos donde mejor se aprecia que la música básicamente es matemática- y “Will be back”…a estas alturas a ese tío que fundó MEGADETH para ser más rápido, sucio y heavy que los mismísimos Metallica se le veía feliz divirtiéndose regalándonos una soberana lección de música salvaje y al límite y borde de la locura con “Mechanix”, el viejo y genial corte de su histórico LP debut del 85 “Killing is my business…and business is Good!” -absolutamente innovador en su día- que después sus excompañeros ralentizaron bautizándola como “The four horsemen”.
Parece mentira que unas letras escritas hace entre 35 y 40 años estén tan de rabiosa actualidad en la geopolítica planetaria contemporánea: “La matanza es mi negocio…y el negocio va bien!” o “La paz se vende…pero, ¿quién la compra?”, encima tiene aura de profeta cual adivino Nostradamus, Dave tiene ya 63 tacos de excesos de tos colores, muchas giras mundiales a las espaldas, superó un cáncer de garganta hace unos años y, como otros genios musicales, está inmerso desde hace tiempo en una etapa creyente en el catolicismo.
La estruendosa recta final del concierto le quitaba el hipo al más pintado: “Peace sells…but who´s buying” con la peña desgañitándose a gusto, “Symphony of destruction” -aquí tembló la estructura arquitectónica de la Plaza de España- y el apoteósico cierre de una hora y media gloriosa con “Holy wars…the punishment due” dejó a todo kiski exhausto a la par que satisfecho y con la sonrisa dibujada en la carita.
Dos días después se produjo la emotiva e impresionante despedida de los escenarios de Ozzy Osbourne y Black Sabbath en su ciudad natal, Birmingham, hecho que nos hace reflexionar sobre el poco tiempo que les queda de plena actividad a aquellos que fueron nuestros héroes de la adolescencia y juventud, así pues aprovechen al máximo las visitas de las viejas glorias rockeras que aún permanecen en activo alegrando corazones.

 

 

Texto: Eduardo “Powerage” Pineda.

Fotografías: Pedro Danta.


   

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