Berlín, 20 de junio de 2023. Cuando el año pasado mi compañera Patri de Sevillametal me llevó a este evento en el corazón de la capital teutona, sencillamente no pude creerlo. Se trata de un festival dedicado al rock stoner con tres días de duración que se celebra cada año en Londres, Nueva York, Antwerp y Berlín.
A destacar…
Haremos una mención especial a Corrosion of Conformity, una banda que lleva dando guerra desde los años 80. Su rock ha envejecido bellamente junto a ellos. La gracia y energía de su bajista, Mike Dean, nos dejó a todos con la boca abierta.
Monolord reventó los altavoces con sus graves e intensas distorsiones, casi chamánicas.
El dúo alemán Mantar cerró el sábado con la energía furiosa de su metal extremo. La batería, a diferencia de las demás bandas, no estaba colocada de cara al público, si no que estaba mirando hacia izquierda, encarando al vocalista y guitarrista. No necesitaban nada más para volver loco al público.
La banda sueca Greenleaf, con tonos de stoner y hard rock, tuvo una muy buena recepción del público, aunque, a mi parecer, había un desfase entre el volumen de la voz y el resto de los instrumentos.
Aunque sólo pude disfrutar de sus dos últimas canciones, la entrega de High Desert Queen a su público fue conmovedora y grandiosa, pese a realizar su performance en la sala pequeña.
Podría mejorarse…
Un punto no tan favorable del evento es que han cambiado la ubicación con respecto a la de anteriores años. Antes tenía lugar en un espacio llamado Arena Berlín, frente al río Spree, ofreciendo así espacios abiertos con unas increíbles vistas a la ciudad.
Dentro de una gran nave se encontraba un escenario principal y justo a la izquierda del mismo estaba el secundario, lo que hacía el paso de una banda a la otra muy rápido y fácil, sin acumular demasiado a los asistentes.
Este año el escenario principal se encuentra en Columbiahalle, mientras que el pequeño se ha ubicado en el teatro que está justo al lado, Columbia Teather, de manera que para ir de un local al otro hay que dar un paseito.
Entre ambos hay una terraza con mesas para comer algo y también varios puestos de merchandising. Si Columbiahalle ofrece un sonido limpio y unas vistas impecables al escenario (especialmente desde el toldo de arriba), la sala del teatro resultaba algo caótica, ya que era bastante pequeña y los asistentes se estancaron. A esto incluimos que al ser un teatro había varios escalones en la pista y no estaban señalizados.
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Pero no todo son pegas, también podemos destacar que había una sala de tatuajes para todo aquel que quisiera llevarse un recuerdo de aquel día grabado en la piel.
Por supuesto tampoco podrán faltar los puestecitos de Bratwurst, perrito caliente a la alemana, que se vendía como churros.
Por último merece la pena mencionar que los atuendos de los asistentes eran espectaculares. No faltaban chupas de cowboy, bandanas, ropa vaquera y color. Incluso pude ver varias camisetas de Britney Spears.
Muchas generaciones diferentes del rock se mezclaron en ese lugar creando una ambientación idílica.
Si te quedaste con ganas, aún tienes la posibilidad de disfrutar de este festival en Bélgica, ya que su Desert Fest tendrá lugar del 20 al 22 de octubre. O si te aventuras puedes desplazarte a Nueva York, ya que se celebrará del 14 al 16 de septiembre.
Texto: La Visitante de la Música