Cuando el jilguero no puede cantar,
Cuando el poeta es un peregrino,
Cuando de nada nos sirve rezar.

Joan Manuel Serrat

Casi una década después de sus últimas señales de vida vuelve a escena la banda ECO, con un trabajo feroz, labrado con líneas compositivas, vocales y líricas que terminan de armar un sonido Rocker poderoso y ecléctico. Un compromiso extensivo a la historia que nos toca vivir a los que ya pasamos los 40 y, aunque tengamos preferencias más definidas (Death, Groove o Heavy) podemos apreciar las ropas de los demonios particulares de un puñado de tipos que supieron combinar un trabajo poético imponente y unas bases complejas a la hora de desarrollar un concepto.

La apertura engaña, porque los sintetizadores que utilizan parecen más relacionados con el Heavy que con el Rock (los mismos a cargo de Manuel Ramil, tal vez esa esencia no pueda ser camuflada)  pero a medida que se avanza nos topamos con una variedad de estilos e interpretaciones que hacen un gran disco para una banda que no puede ser clasificada… Es Rock, oscuro porque habla de la Existencia, melancólico porque revisa desde estructuras sociales que no pueden pasar desapercibidas hasta desamores o ciertas grandes esperanzas. Tal es así que si “Los años del silencio” fuera más denso y con otro Tempo podríamos estar frente a una resacosa madrugada Post-Punk, pero la sabia elección de cada recurso los ha hecho brillar con, a veces, alguna repetición en escalas y un gran resumen de decenas de influencias muy bien producidas de manera intuitiva. Excelentes Riffs, bien armados y que golpean con efecto, pero no se enredan en desplegar una virtuosa demostración de arpegios complicados que no suman. Además con la ironía de quien sabe que las respuestas suelen encontrarse con un codo en la barra de los antros que saben no cerrar.

Este sonido no es simplemente por la experiencia que cada uno te tira encima con su instrumento para hacer variar la atmósfera, es una meditada caminata nocturna que comienza con “Los años del Silencio”, y se reafirma en grandes obras como “Éxodo”, “Ingravidez” o “¿Dónde están ahora?”. Hay una extensa nube que se cierne en la persistencia de ECO,  en la manera de hacerse presente y agotarte por frases muy bien hiladas: “Dónde están ahora todas esas manos // que iban a salvarte // a librarte del fracaso // dónde están ahora todas esas flores // todas las estrellas y los mundos de colores

O la cruda y realista “Sirenas” que abre con unos versos tal y como gustan a los que leemos poesía callejera: “Aunque cada cinco minutos // me tenga que apuñalar // la mano contra la mesa // para no llamar // para no escribir tu nombre // de nuevo en el portal (…) Sobran perchas en el armario // la casa es como un solar // me quema este calendario de vinagre y sal.” Aunque a muchos pueda parecer que estas líneas son ralas en cuanto a percepción poética, les recuerdo que hubo una época donde el talento estaba en las Artes para sobrevivir a uno mismo y, el mayor logro, era criarlas, escribirlas y plantarles una melodía acorde a borrosas noches de ginebra. Esto es pura CulturaRock, esto es “Los años del silencio”.

PD que no debe escribirse: Evidentemente no puedo dejar de comentar la versión de la perfecta “Cantares” de Joan Manuel Serrat; arriesgada en todo sentido, lineal y potente. Con un cambio de ambiente, de Tempo y con tramos que imprimen la personalidad del concepto global con una post producción y mezcla excelente. Llegado el caso, cuando uno debe justificar lo que escribe, o lo que hace, aunque lleve más de 25 años en las trincheras de los Medios, o sobre los escenarios, o en un semáforo vendiendo artilugios, aprende a ser contemplativo con la lengua rápida de quien desconoce lo esencial de trabajar encerrado durante meses para sacar a la luz un proyecto y dice (o escribe) alguna estupidez. Espero que sepan valorar la ilusión que significa, el respeto que se pronuncia, hacia una obra ya establecida para rendirle tributo haciendo propia cada experiencia que representa la misma. Mis felicitaciones a ECO por esta versión. Y mi más sincero desprecio a quienes se aprovechan del oportunismo para criticar en pantuflas acerca de todo, sin haber producido nada.

Namasté.

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