Digo esto porque el grupo tenía todo para dar ese salto que tanto nos ilusiona a los que hacemos el Únder. Los hechos hablaron por sí solos, un par de cambios en la alineación y se fueron a China, Rumanía y Rusia; la tierra que más valora este estilo de Metal: salvaje pero armonioso, oscuro y con cortes en la piel, pero con cierta melancolía que atrapa, por imagen y propuesta.
Hoy tengo la suerte de poder escribir acerca de “The Fall”, un zarpazo que tiene un trabajo de estudio superlativo, que resume perfectamente la actualidad del Rock, basando una presencia eléctrica en artística y amargura existencial.
Esta imagen que proyecta el grupo se refiere más a una interpretación de vampiros emocionales y lánguidos; pero se basa en una constante de trabajo duro, en cuanto a letras y horas de ensayos, sobre todo en una Era donde nada es seguro, salvo una infección de derrota. Se nota, decía, que la presencia de un conocido en la producción “Kuen” (Eugenio Fresco) tiene que ver en cierta constante en el sonido contundente y que no solo te lleva a referencias actuales, si no que acaba de entregar el Sonido Morphium.
En esta parte de la Historia del Rock que nos toca vivir, es inevitable no oler un poco a Deftones, Korn… o una parte herida y abierta de esos Slipknot más sosegados; pero eso radica en influencias de una ContraCultura que son referencias inevitables de tristeza, furia e introspección. “Dance of flies” la increíble y perfecta “Parasite” o “Something dead inside” hacen que aquellos que todavía caminamos bajo la luna bebiendo alguna receta magistral con láudano recordemos por qué nuestra piel parece diferente a la del resto de la sociedad… Por qué clavarse agujas para certificar nuestros Mapas emocionales es algo más tribal que burocrático.
Hay una tortuosa y lacerante señal en las voces, la de un ser que ha aprendido a dominar el dolor, para sacarle el mayor partido posible y, sí, tal vez con las manos ensangrentadas o los ojos enrojecidos por eones de dolor universal, consiga llevarnos a una precisa operación moral con “Insorcism”. Muchas veces la belleza, en este mundo que evalúa como más confiable lo estético, necesita este tipo de construcciones artísticas, donde la tenebrosidad y la asfixia debe ser principal motivación de reconocimiento personal. La densa caída de la violencia de Morphium es tan latente que, sin temor a equivocarme, esta canción contenga la esencia precisa de la banda… y es asesina. Redondean este concepto de carga extrema “Burn my skin”, “Black Soul” “My apocalipse” o la cabreadísima “Tired”.
Muchos comentarios maliciosos están llenando los Medios en estos últimos meses, pareciendo que, cada vez más, es necesario no exponerse para parecer auténtico. Pues no es así. No. La Cultura Rock, de la cual vengo haciendo gala en mis últimos artículos, nos divide cada vez más… están los que se enojan por decir “Sold-Out” en una sala… por ser portada de una revista Madre en el Metal Ibero Americano. Por dejar que la estética artística se maquille para presentar ante el Mundo una obra que merece ser atendida y estudiada por todos esos dinosaurios que siguen vitoreando a imitadores setentosos que con un riff de GN´R son capaces de editar un disco entero… Los que se cabrean con los escritores que nos dedicamos a escuchar música y comentarla con el alma llena de orgullo al tener un espacio y decir que “The Fall” es una nueva oportunidad de darnos cuenta de que el Metal Español es excelente, exuda técnica, profesionalidad y cólera.
Si sos parte de esa raza que necesita saturarse con lirismo y miedo introspectivos, tenés la ventaja de poder acceder a Morphium, clavarlo directo en tu seso, en esa parte donde todo lo terrible y rabioso te hace Libre.