La noche del Sábado 23 en Sevilla tuvimos la oportunidad de disfrutar de una jornada de música maravillosa y de ser testigos del nacimiento de otra opción cultural y musical afina nuestro estilo.

El lilith festival nacía con un cartel muy impresionante, dedicado a la voz femenina como punto en común, reunió en sus filas 4 grupos, 4 ofertas sonoras muy distintas, un ejemplo variopinto de metal en una arriesgada aventura que como no podía ser de otra manera en esta ciudad, no sabría si catalogar de acierto o de otra vez mas fracaso.

            Todo festival o concierto tiene 3 puntos necesarios para funcionar. El musical, la organización y el publico:

Lilith brillo en los 2 primeros, y es que tras varios conciertos y festivales a mis espaldas, siendo espectador y siendo parte del festival puertas a dentro; pocas veces he podido ver tanta entrega en una organización. La noche fue fluida, sin problemas ninguno de acceso, ni con la web ni en taquilla, una promo cuidada durante mucho tiempo, grupos tratados con el respeto y atención que merece todo aquel que acude a mostrar su arte. La prensa y todos los medios autorizados fuimos atendidos con cada petición y necesidad (no fueron muchas, como digo el cuidado de esta organización para con su festival fue un lujo) y el publico, al cual me referiré después, fue tratado como lo que es, el objetivo del festival y no un grupo de borregos a los que sacarles los €.

Los grupos lo dieron todo, no pararon ni un instante, dentro y fuera del escenario. Antes de sus actuaciones, se mezclaron con los asistentes, atendiendo a cualquiera que quisiera hablar con ellos, mezclándose en la sala y sobretodo, atendiendo a las actuaciones de sus compañeros, siendo un apoyo fundamental para los artistas, que los compañeros estén allí con ellos. Ni un solo caso de megalomanía artística ni músicos endiosados elitistas, estos 4 grupos, al completo cada formación, dieron ejemplo de su saber estar y profesionalidad.

El publico, único “pero” de toda la noche. En Sevilla hay dos cosas que se nos dan bien; quejarnos de que nadie viene a nuestra ciudad y lloriquear por ello y no responder como se merece a los que acuden a dar un concierto. Lo normal es que no respondamos con la taquilla, ya sea por fechas o por precio de entrada, pero ayer vi lo que nunca había visto; una apatía generalizada, una sala rebosante de calma y un comportamiento inexplicable por parte de los asistentes. Si hay algo que desmoraliza es ver que nadie, absolutamente nadie hace el más mínimo gesto de estar disfrutando de tu actuación, y eso es lo que paso, cada grupo se deshizo en intentos infructuosos de mover y animar a los presente, que excepto en el momento en el que los músicos los jaleaban y literalmente los cogían de la manita para mover sus cuerpos y dar señales de vida, era una aglomeración de cuerpos pasivos. Quizás me queje demasiado, pero me pareció un despropósito  la actitud de los presentes en general, muertos durante las canciones y con cada final ovaciones sentidas y con fuerza, pero nada mas. En definitiva, no merecemos las oportunidades y el trabajo de la mayoría del os artistas que vienen a esta ciudad, y somo la comunidad de metal mas desagradecía de todas.

 

 En el apartado musical y viendo el festival como espectador, ignorando al anteriormente citado publico, la noche fue espectacular. Nocturna abrió la noche con ua mas que aceptable actuación, teniendo en cuanta que  el sonido no acompañaba en absoluto durante los primeros compases. La presencia de sus dos vocalistas en escena es hipnótica y la unión de la voz mas metalera y la operística, daban ese toque extra de musicalidad a su actuación. Lo dieron todo, esforzándose al máximo para que su publico se fundiese en sus canciones, dirigiendo los coros y sin parar de moverse en el escenario. Una actuación que se quedo corta de tiempo (a mi parecer) y que deslució su saber hacer por esos problemas de sonido inesperados, pero que supieron solventar de muy buenas maneras.

            Tooth lo peto en mayúsculas, y eso hay que decirlo. Una técnica sonora perfecta, estudiada, ejecutada cn una elegancia y “suavidad” que contrasta con la fuerza brutal de su música. Son un espectáculo visual sin pretensiones, su frontwoman es la fuerza personalizada y con su amarillo fosforito destaco aun mas en la penumbra de la sala. Fue un gustazo poder verlos comerse el escenario, derrochar esa fuerza sin desfallecer un solo instante. Empezaron dándolo todo desde el primer acorde y no bajaron el ritmo ni un segundo, demostrando que son una banda a tener en cuenta en sus directos, demoledores y que te llenan de energía. Un detalle a tener en cuenta es que la voz es limpia incluso en sus momentos mas desgarrados, no se ensucia en ningún momento ni tan siquiera al hacer pantalla con sus manos para crear efectos y al igual, cada uno de los musicos tenia una nitidez y una sonorización perfecta. Acompasados, limpios, fuertes y capaces de transmitir la energía de sus canciones en cada nota.

Pinball Wizard, que podemos decir de esta mas que conocida banda sevillana que no se haya dicho ya. Son espectáculo puro, se comen el escenario con su presencia, desde que se suben hasta que se bajan (y un poquito después también) la esencia de los sevillanos permea la sala de una manera absoluta. Su show se basa en su música y en la presencia magnética de sus integrantes. Se los ve disfrutar en el escenario y eso junto a su música viva, su estilo hard rock y la compenetración que poseen, hace que su espectáculo sea siempre una gozada. Aunque tampoco se libraron de los problemas de sonido, se solucionaron pronto y la potencia vocal de Memphis nos arrollo a todos. Fueron quizás los mejor tratados por el publico durante su actuación y lograron sacar algo de vida a los presentes. La parte más recordada sera la permanecer de latex y furry de la “perras” de Memphis y la aparición de Franceska durante Pussycat, que se marcaron una performance digna de su vídeo, que hizo las delicias musicales (y no musicales) de los presentes.

Megara, el plato fuerte de la noche. Si hay algo claro es que anoche le borraron el nombre a Kenzy de tanto nombrarla. Su música es apasionante, su espectáculo visual una maravilla, su calidad como artistas y su saber estar asombroso, su actitud un 11/10. Desde que salieron a escena, se enfrentaron a una noche complicada con un saber estar impresionantes; un sonido y un micro rebeldes, un publico zombie e incapaz de reaccionar, no frenaron a los madrileños, que nos regalaron una noche bestial. Son divertidos y unos músicos asombrosos que tienen una puesta en escena increíble. Sus coreografiás, sus “coristas” que teatralizan las canciones y el saber hacer de kenzy son solo la mitad de su éxito, por que oírlos en directo es una gozada. Controlan los tiempos a la perfección, se nota el trabajo musical y las horas invertidas en cada pieza, las ganas de tocar pese a quien le pese las transmiten en todo momento... Un gusto para los sentidos en su fusión de espectáculo sonoro y visual (no os dejéis llevar a error, su música es brutal y su aspecto visual es el añadido, no al contrario). Como espectador y a titulo personal, agradecer infinitamente a Kenzy las ganas que le puso en todo momento y que cogiese de la mano al publico para hacerlos reaccionar, una artista en todos los sentidos.

El resumen de este Lilith fest es agridulce, una noche maravillosa que una vez mas fue empañada por una ciudad y un publico muy poco agradecido. Necesitamos más aventuras musicales como esta, pero no nos las merecemos. 

Texto: Arus3000
Fotos: Marta Grimaldi
Videos: Daniby
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