Festival Tío Pepe, “Oneness Tour” 4/8/25, Bodegas Las Copas, Jerez.
Pues sí, así es, el sueño más húmedo de cualquier músico, sea de la calidad y disciplina que fuere, siempre fue el de ser reconocido por tus composiciones y formas distinguiéndote de los demás, lograr ese sello propio e intransferible -como si fueran tus huellas dactilares- con alguna pieza, unas cuantas notas o el singularísimo caso que nos ocupa en que ese extraño fenómeno se consiga con una sola nota, un instante, un segundo. Eso queda reservado para los gigantes y genios de la música y Don Carlos Santana lleva siéndolo y demostrándolo en directo desde finales de los 60, sin duda una de las mejores guitarras solistas de los siglos XX y XXI.
A la hora anunciada (22:15 horas) con una prolongada introducción en forma de vídeo en las pantallas de imágenes tribales africanas de gente danzando, arrancó la impresionante banda de la manera más salvaje con nada menos que “Soul sacrifice” -corte inmortalizado en la película del Festival de Woodstock que cerró aquella actuación y su legendario álbum debut homónimo del 69- en medio de una orgía percusionista de tomo y lomo y ese sonido de guitarra (que lo mismo es dulce cual almíbar como letal y asesino cual fiera venenosa) con el que ese señor de 78 años, mexicano con bigote, sombrero y colorida chaqueta nos emborrachó a toda la privilegiada audiencia -calculo entre 7 y 9.000 personas- allí presente que abarrotó el recinto.
Ese espíritu libre de la época hippie en el que las actuaciones eran jam sessions improvisadas, sigue existiendo en el universo Santana actual por muy raro que parezca, el maestro sigue dominando a su banda, ¡¡¡y qué banda!!! con un gesto con la cabeza, una mirada de reojo o un sutil amago. Hay que tener muchísima cintura musical y ser un experto en desmarques y regates cortos para estar en esa banda y permítaseme el lenguaje futbolero.
El desmadre continuó con otras dos canciones capitales con solos orfebres de su primer disco: “Jingo” -del batera nigeriano Babatunde Olatunji- y esos coros “Jingooooooo, jingo ba ba oh baba oh ba” y ese single que escaló hasta el top 10 en las listas del Billboard norteamericanas como “Evil ways”; a todo esto si encima la enlazas con “Black magic woman/Gipsy queen” para conectarla con otra del segundo LP “Abraxas” como “Oye como va” pues te manda directo al paraíso rockero y latino.
Cuatro artistas de la percusión: el maestro de las congas Michael Carabello -único de la primerísima etapa-, Karl Perazzo -bicharrako de los timbales de San Francisco que acompañó a monstruos de la talla Ruben Blades, Tito Puente, Paquito D´Rivera o Dizzy Gillespie-, el portorriqueño Paoli Mejías (el miembro más reciente, “fichado” en 2013, ex Chic Corea) y la siempre espectacular -desde que la conocimos tocando una década para Lenny Kravitz- Cindy Blackman con los tambores de su batería alrededor, con su pelo afro y esos santos ovarios dando palos maravillosamente, pareja, casada con Santana desde 2010. Un extraordinario bajista que estuvo con The Crusaders y acompañó al genio Miles Davis en su gira del 88: el holandés Benny Rietveld que se jinchó de apretar los dedos con fiereza y técnica. El teclista de envidiable currículum David K. Mathews -que ha tocado con Tower of Power y otras leyendas como Albert Collins, Robert Cray, Taj Mahall o Etta James-, brillante y virtuoso en sus intros, sus toques de free-jazz y sus “diálogos/peleitas” con la guitarra de Carlos. Un músico versátil y experimentado como Tommy Anthony (ex Steve Winwood) para la guitarra rítmica y los coros. Dos buenos vocalistas completan el combo: uno latino que lleva ya 25 años en la banda (Andy Vargas) y uno negro (Ray Greene) que curró con la mismísima Aretha Franklin y que nos regaló guapos arreglos con su trombón de bara que enriquecieron algunas piezas.
La primera de las cuatro canciones extraídas, otorgando así peso a una fase de mayor comercialidad, del magnífico álbum del 99 “Supernatural” (acaparador de ¡¡¡once!!! premios Grammy) fue “María, María” -preciosos los toques con la guitarra acústica- enlazada con una improvisación entre el jefe, su señora y el bajista en la que Santana se retiró para un descansito (tocó casi todo el tiempo sentado en una banqueta-silla), dejando juguetear a la explosiva base rítmica -con flipante solo de bajo inclusive- en el que amagaron con los acordes del “Iron man” de Black Sabbath para recordar la memoria del recientemente fallecido Ozzy Osbourne.
El show derivó hacia momentos más tranquilos y latinos, expresándose siempre en lengua castellana, con gran subidón del público más mainstrean al interpretarse “Corazón espinado” eufóricamente coreado. Tuvimos el pequeño discurso -ese concepto de “Oneness” por el cual todos estamos de alguna forma conectados- de un ser tan espiritual como Santana, que pasó distintas fases vitales por distintas creencias místico religiosas abrazando finalmente el catolicismo: se detuvo en las actuales guerras culpando a la estupidez humana y dejó el esperanzador mensaje de que “el amor es más poderoso que todas las armas nucleares”.
Tras una hora y 20 minutos de magia con fuego en la guitarra (y esa manera única -y tan universalmente copiada- de alargar las notas hasta el infinito, solos IMPOSIBLES que nunca jamás resultan iguales sino fruto de la pura inspiración del momento) una mínima paradita para despachar un cuarto de hora largo más en los bises con una joya del tercer disco (Santana III de 1971, último con la formación de Woodstock) como “Toissant L´Overture” culminada con un tremendo solo de batería de Cindy, que sirvió para conectar a toda la banda con la última pieza de la noche (un número 1 de la lista Billboard) la magnífica “Smooth” de incendiarios solos.
En definitiva, triunfal y apoteósico regreso del artista a España, tras más de 20 años sin pasar por aquí. Maravilloso concierto que no llega al excelso nivel del que pude disfrutar en Gibraltar en 1992 en la gira de aquél disco llamado “Milagro” -irrepetible locura de más de 3 horas de reloj- pero que demuestra seguir siendo un referente planetario de la guitarra eléctrica absolutamente imprescindible que pretende seguir en activo y coleando…ahora tira para Alemania.
Un tipo que ha sido culpable de que millones de chavales de los cinco continentes quieran empuñar una guitarra merece un monumento.
POSTDATA: Mil gracias por su simpatía y amabilidad a Helena Madico -responsable de prensa del Tío Pepe Festival- por el buen trato recibido por este humilde cronista musical.
Texto: Eduardo “Powerage” Pineda.
Imágenes: Adrián Fatou
Videos: Facilitados por Comunicación Veranea en la Bodega / TÍO PEPE Festival para crónica en SevillaMetal